Tu sistema de escape de emisiones en realidad comienza en la parte delantera de tu carro, justo detrás de tu motor. Los tubos múltiples de escape se conectan a las cabezas de los cilindros, donde recogen los gases de escape. A medida que los gases se mueven a través del sistema de escape, primero los analizan los sensores de oxígeno, luego los refina el convertidor catalítico y finalmente el mofle amortigua el ruido. Así que, cuando los gases salen del vehículo, tu sistema de emisiones ha hecho que tu carro corra más suave, limpia y calladamente.
Tu sistema de emisiones de escape hace todo su importante trabajo colgado debajo de tu vehículo. Así que, para que tu carro corra suave, callada y eficazmente, recomendamos una revisión del sistema de escape por lo menos una vez al año.
Señales comunes de desgaste
- Las grietas o pequeños hoyos en los tubos múltiples de escape y las juntas pueden ocasionar fugas, lo cual afectará la seguridad y el desempeño de tu vehículo.
- Las grietas, los alambres dañados o las admisiones bloqueadas en los sensores de oxígeno podrían ocasionar mezclas incorrectas de aire y combustible y mala eficiencia del combustible.
- El sobrecalentamiento, las abolladuras, los tapones y la corrosión en el convertidor catalítico pueden contaminar el ambiente, producir ruido excesivo y marcha de motor inestable cuando el vehículo está parado.
- La corrosión excesiva y los hoyos en los resonadores y el mofle pueden contaminar el aire y producir ruido excesivo y hacer que la marcha del motor sea inestable cuando el vehículo está parado.
- La corrosión excesiva y las tuercas rotas en los tubos, colgaderos, grapas y soportes pueden hacer que las partes cuelguen muy bajo, lo cual puede ser peligroso para las personas que van manejando tras de ti.
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